jueves, julio 3, 2025

El mensaje: Iván Fund conecta la mirada de la infancia con la emergencia de lo sobrenatural

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El mensaje (Argentina/2025) Dirección: Iván Fund. Guion: Iván Fund, Martín Felipe Castagnet. Fotografía: Gustavo Schiaffino. Edición: Iván Fund. Música: Mauro Mourelos. Elenco: Mara Bestelli, Marcelo Subiotto, Anika Bootz, Betania Cappato. Calificación: Apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Independiente. Duración: 91 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

Algunas de las primeras películas de Iván Fund parecían afirmarse en un realismo de arraigo documental. Un mundo concreto, personajes peregrinos, texturas de una vida que resultaba cercana, asimilable a nuestra conciencia. En esa línea asoman la notable Los labios (2010), en colaboración con el también director y dramaturgo Santiago Loza; Me perdí hace una semana (2012), que presenta al mundo animal como un extraño portal hacia el misterio, y AB (2013) -codirigida con el danés Andreas Koefoed-, sobre el derrotero de unos perritos como clave de una experimentación narrativa que se contagia a la puesta en escena. Fund decide entonces abrir una puerta en su cine que comunica con el “otro lado”: el otro lado del realismo, el otro lado de lo visto, el otro lado de un misterio que importa por su existencia antes que por su resolución.

Y después de haber propuesto a la infancia como portadora de ese viaje a la revelación en Vendrán lluvias suaves (2018) -rozando decididamente los contornos del fantástico- y asociando el duelo por una desaparición a la comunicación con el “más allá” en Piedra noche (2021), el director explora esa unión -la de la infancia y lo sobrenatural- en El mensaje, filmada en un acerado blanco y negro, potente para las imágenes poéticas que descubre y marcado por el movimiento, el del camino, con una pequeña casa rodante recorriendo las rutas en un verano lluvioso y lleno de mosquitos, y también el movimiento interior de lo que llega, lo que intuimos y lo que igual nos sorprende cuando acontece.

Marcelo Subiotto en El mensaje (2025), de Iván Fund

Una familia viaja por las rutas del país de pueblo en pueblo, siguiendo el llamado de quienes quieren comunicarse con sus mascotas. Myriam (Mara Bestelli) y Roger (Marcelo Subiotto) comparten esa morada itinerante con Anika (Anika Bootz), una niña de alrededor de diez años que tiene un don misterioso que la une con el universo animal. En la primera escena, un hombre trae a su tortuga y Anika encuentra en un meticuloso proceso de canalización el mensaje que aguarda para ser transmitido. Myriam oficia de manager del procedimiento, sube videos a las redes sociales, toma fotografías en lugares alusivos (el cementerio “El cielo” es uno de los mejores momentos), pero también es intérprete de esos relatos fragmentarios que Anika parece recoger desde una memoria prestada. Roger es quien conduce el automotor, hace las gestiones bancarias, compra sanguchitos y papas fritas para esas noches calurosas en las estaciones de servicio.

Mara Bestelli en El mensaje (2025), de Iván Fund

¿Qué une a esos personajes más allá del improvisado medio de vida que han elegido en su peregrinaje? ¿Un lazo sanguíneo, un mandato de cuidado, la delegación de un ausente? ¿Son estafadores que llegaron a creer en la verdad de esa conexión entre especies o verdaderos testigos de un evento sobrenatural? Iván Fund nos acomoda en ese mundo de incertidumbre, en la mirada de la infancia y su capacidad de comprensión y contención para el adulto, la madurez de Anika, las necesidades de Myriam y Roger. La cámara está ahí, con su pudor para no mostrar lo que no debe ser mostrado, para contagiarnos su poesía, la algarabía de una canción, el momento exacto en el que la maravilla se hace posible.

Anika Bootz es la gran aparición de El mensaje (2025), de Iván Fund

Lo que mira con detenimiento Fund es justamente el esquivo universo de la infancia, a menudo representado en coordenadas adultas que van desde el retrato de pequeños genios a terremotos balbuceantes vistos como algo siempre exótico. Anika ofrece un mundo propio, en sus términos, donde la conversación con animales o adultos es también un amparo ante la soledad, un ejercicio de comprensión de los propios límites del lenguaje, un aprendizaje sobre el otro sin perderse uno mismo. El contexto de la precariedad económica, la exigencia de convertir el “don” en un medio de subsistencia y el crecimiento con la ausencia y cierta privación aparecen sin grandes declaraciones o subrayados, sino con la catarsis que ofrece un ritmo pop y el mundo fantástico que aguarda más allá de lo que vemos.

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