miércoles, agosto 6, 2025

Tres fenómenos contienen el traslado a precios de la suba del dólar, pero las empresas advierten por la economía

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El ruido con el dólar hizo sonar todas las alarmas y produjo una reunión de emergencia en la cámara de la industria alimenticia en la sede de Coca Cola. Varias empresas habían avisado a las cadenas que se venían remarcaciones; otras incluso enviaron las alzas previstas. Un tercer grupo, aún expectante, había juntado a sus ejecutivos para analizar los próximos pasos si la divisa no terminaba de frenar.

Los medios ya hacían llegar la novedad de que algunos supermercados recibían listas con aumentos y que pensaban rechazarlos –como en marzo– y entre los proveedores eligieron buscar una rápida puesta en común. La primera conclusión fue la más obvia: no entrar en conflicto con el Gobierno a semanas de las elecciones. “No vemos un aumento generalizado en los precios de alimentos y bebidas”, afirmó a LA NACION Carla Bonito, presidenta de Copal (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios).

Todo, pese a que, en el Gobierno, veían la posibilidad de un salto “transitorio” por el movimiento cambiario, aunque el dólar apaciguó su camino en las últimas 48 horas y a que los pesos sueltos –tras el desarme desordenado de las LEFI– fueron aspirados mediante licitaciones de deuda y subas de encajes.

Las firmas del sector no querían replicar el roce de marzo pasado con los libertarios, cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, salió en las redes a cuestionar con nombre y apellido –y con el apoyo explícito de los supermercados– aumentos de empresas de los sectores alimenticio y automotor. “Algo nuevo en la economía real argentina es la muy mala imagen que queda en las empresas que aumentan precios según la cultura enero 2024 para atrás. Sólo eso es revolucionario”, escribió en las últimas horas en X el periodista económico Carlos Burgueño. “Gran tuit!”, le respondió Caputo.

“Hubo plena coincidencia” entre las empresas de alimentos, dijo Bonito, de que no hay un escenario “especulativo” y de que el tipo de cambio es una variable más que impacta “de distinta manera según el sector y la composición del producto” que se comercializa. “El movimiento del tipo de cambio no se transmite de forma proporcional, generalizada, automática ni lineal al universo de productos”, agregó la presidenta de la cámara. De hecho, Bonito estimó que los valores de los alimentos se movieron por debajo de la inflación general mayorista y minorista.

Dos factores más, además del temor al escarnio público, contienen el traslado de los movimientos que tuvo el dólar a las góndolas. Por un lado, el aumento de las importaciones de bienes de consumo, que aumentó la oferta, y la recuperación, pero aún por debajo de niveles de noviembre de 2023, del monto de dinero que queda disponible para consumir en los hogares después de pagar gastos fijos. Esto último golpea la demanda. Ambas situaciones achican los márgenes de rentabilidad de las empresas. Limitados a recuperar por precio, apuestan a bajas de impuestos. No por nada, en medio del actual contexto enrarecido tras la suba del dólar y la batalla con los supermercados, Copal reclamó por el peso de los impuestos.

“En un año, un ejercicio realizado con 28 empresas consolidó $32.000 millones en créditos acumulados por Ingresos Brutos que no pueden usar ni recuperar. Esto impacta en las posibilidades de inversión y encarece todo. Copal agrupa a 14.500 empresas. Si extrapolamos… el costo oculto del sistema es gigantesco”, cuestionó oficialmente la cámara en X.

Con relación a las importaciones, un informe del especialista Marcelo Elizondo estimó –con datos del Indec– que en el primer semestre de este año se recuperaron con fuerza frente a un mismo período de 2024 en donde la economía no crecía aún y el comercio exterior estaba completamente paralizado por el cepo para hacer compras en el exterior. De hecho, las importaciones fueron más altas en los primeros semestres de 2022 y 2023, cuando gobernaban Alberto Férnandez y Cristina Kirchner. Sin embargo, hay un cambio significativo en la composición. La importación de bienes de consumo fue récord y es la más alta, por lo menos, desde 2025. Llegó, según retrató el organismo estadístico, a los US$5267 millones, por encima de los picos de 2017 y 2018, en tiempos del macrismo en el Gobierno.

“Es récord el nivel de importaciones de bienes de consumo, lo que parece ser efecto del proceso de apertura gradual que la administración gubernamental está llevando adelante para fomentar la competencia y la desinflación”, estimó Elizondo en su completo informe.

“Salvo cosas particulares, ya está todo abierto”, dijeron en el equipo económico sobre el proceso de apertura comercial ante la pregunta de si iban a usarse más importaciones para disciplinar a los precios.

La consultora Empiria que dirige el exministro de Economía, Hernán Lacunza, publicó que en mayo pasado, el ingreso disponible del hogar –los puchitos de dinero que quedan para consumir después de pagar gastos fijos como la luz, el agua, el gas, entre otros– promedio del AMBA creció un 0,9% real con respecto al mes de abril. Con eso, indicaron, recuperó parcialmente la caída de marzo (-2,2%), luego de haberse estancado en abril.

“Con respecto al inicio del programa, el ingreso disponible promedio de un hogar del AMBA sigue siendo en mayo de 2025 9% inferior al de noviembre de 2023. Aunque el promedio esconde una heterogeneidad: es 13% inferior para los ingresos bajos y 5,5% para los altos. Sin embargo, se sostiene la recuperación en la comparación interanual (respecto a mayo de 2024), con aumentos alrededor del 9,5% para los diferentes segmentos de la sociedad”, estimó Empiria.

Las tasas de interés para las tarjetas de crédito y préstamos personales cada vez más reales frente a la inflación no sólo empujaron la mora o un freno ante la decisión de tomar un préstamo, sino que además erosionan cada vez más el ingreso disponible: el peso de las cuotas ya orillan el 19% del presupuesto familiar promedio, estimó Empiria. Esto, según alertó la misma UIA hoy, estaría afectando el nivel de actividad. La entidad pidió líneas de crédito para sostener la producción y el empleo.

“Las autoridades de la UIA expresaron su inquietud por el nivel de actividad y resaltaron la importancia de generar líneas de crédito para sostener la producción y el empleo. Si bien destacaron la relevancia del ordenamiento macroeconómico, la baja en la inflación y el equilibrio fiscal, resaltaron la necesidad de tener en cuenta las diversas realidades sectoriales”, estimó la entidad que dirige Martín Rappallini.

“Los miembros de la junta señalaron que las tasas de interés deberían estabilizarse en un nivel razonable para la capacidad de las empresas, y destacaron la necesidad de crédito para sostener el capital de trabajo, en particular en las pymis industriales, en un contexto de presión sobre los costos”, señalaron en un comunicado desde la UIA.

El CEU informó que la industria promedió una caída de 1500 empleos por mes en el último trimestre, según datos oficiales, con una caída acumulada de 37.000 empleos desde agosto de 2023. “La heterogénea recuperación iniciada el año pasado está mostrando cierto amesetamiento en los últimos 5 meses”, retrataron. Con esas inquietudes, se achican los márgenes para aumentar precios.

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