Agustina Aylén Fernández (22) está acusada de uno de los delitos que está de moda: ser viuda negra. La Justicia la envió a juicio por nueve robos ocurrido entre abril del 2023 y julio de 2024.
La joven no operaba sola, ya que contaba con la ayuda de su pareja y de un amigo. Durante el día vendía panchos en Parque Centenario, en Caballito, donde fue detenida a principios de ese año.
Agustina fue Rocío, Catalina y Belén. También fue Yuli, Magui y Mili. Con esos nombres se identificaba en las aplicaciones de citas como Tinder, Happn o Badoo para seducir a hombres para engañarlos y luego estafarlos.
En el requerimiento de elevación a juicio dictado por el fiscal Pablo Recchini -al que tuvo acceso Clarín-, a Fernández se la imputó de nueve hechos entre 2023 y 2024. Siete de ellos tienen como víctimas a hombres a los que cautivó.
La joven contó con la ayuda de su pareja, Sebastián Esteban Giménez (26), y un amigo de ambos, Iván Matías Navarro (27). El fiscal le imputa tres hechos al primero y uno al segundo.
“Entre los imputados intervinientes señalados existió un plan común con elección de medios y división de roles, que implicó que cada uno desplegara una actividad determinada con dominio funcional en los hechos”, sostuvo el titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 44 en su pedido de elevación a juicio.
Fueron siete las víctimas por la que Fernández va a juicio. El modus operandi por el que se la acusa es el mismo. Seducía a hombres por aplicaciones de citas, ella era invitada a sus casas y allí los dormía con clonazepam para luego robarles.
“Así y una vez que lograba el desvanecimiento de los damnificados, Fernández comenzaba con el despojo de los bienes ajenos, en algunos casos, sola, en otros, con la asistencia de terceras personas”, sostuvo el fiscal.
Fernández no era nueva en el mundo de la delincuencia. Sobre ella pesaba una condena en suspenso a tres años de prisión por un robo a mano armada en 2023. Uno de los otros imputados también tenía una pena de dos años en suspenso por robo simple.
Además de las imputaciones por robo, también se suman dos por vaciamiento de las billeteras virtuales de dos de las víctimas. Allí quedó identificada con nombre y apellido.
Su identidad fue validada luego de que la empresa Happn brindara a los investigadores los datos del perfil que se había creado en esa aplicación de citas.
Luego de establecer la línea telefónica que utilizó para abrir la cuenta, la Policía de la Ciudad y el fiscal Recchini comenzaron con el entrecruzamientos de llamados entre la sospechosa, su madre, su pareja y el otro cómplice.
Cómo fue la detención
Agentes de la División Investigaciones Comunales 4 de la Policía de la Ciudad determinaron en base al análisis de las comunicaciones que Agustina tenía un hijo y que atendía un puesto de panchos en el Parque Centenario, en el barrio de Caballito.
“Te pido un favor, me traés algo para comer, porque me va a fundir este nene, G. (se reserva la identidad por ser menor) se come todo, ya le di un pancho y dos gaseosas. Quiere más gaseosa, quiere más pancho, sigue con hambre. Después me descuentan todo a mí”, dijo la acusada en una de las comunicaciones con su madre.
El pasado 8 de enero, la joven fue detenida mientras atendía el puesto. Su novio y el otro joven fueron apresados una semana más tarde mientras estaban trabajando en una cooperativa, en Barracas.
EMJ