sábado, septiembre 13, 2025

La ópera Macbeth, con su carga de traición, asesinato, locura y muerte, más actual que nunca en la versión para Juventus Lyrica

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Pocas obras resultan tan actuales y a la vez tan atemporales como Macbeth, tragedia de ambición desmedida que recorre la traición, el asesinato, la locura y la muerte. Shakespeare construyó un relato atravesado por opuestos —lo bello y lo feo, lo alto y lo bajo, la ambición y la lealtad, la vida y la muerte— que Verdi tradujo en una partitura de densidad y fuerza dramática singulares.

En esta nueva producción, Juventus Lyrica vuelve a centrar la mirada en una obra de enorme vigencia, ofreciendo por primera vez su versión de Macbeth como un espejo inquietante de las pasiones y miserias del presente.

Macbeth en Teatro Avenida para Juventus Lyrica. Fotos de prensa gentileza Liliana Morsia

La puesta en escena de Ana D’Anna se redujo a lo esencial: ubicada temporalmente en el medioevo, no faltó ni sobró nada para que se entendiera el argumento. Fue una concepción profundamente simbólica, donde las polaridades marcaron el pulso del drama. El juego de la luz y la oscuridad encontró en los rostros emblanquecidos de los personajes un recurso de fuerte carga plástica, acentuando el carácter fantasmagórico que recorre la obra.

La iluminación no fue un acompañamiento, sino un elemento dramático en sí mismo: los haces de luz aparecían para bordear los momentos decisivos del devenir trágico, con el rojo reservado a las muertes y los azules intensos de ultratumba. El efecto dio a la escena una atmósfera densa y precisa, que amplificó el carácter inquietante de Macbeth.

La densidad fue también una de las características de la orquesta, bajo la dirección de André Dos Santos. Desde el foso se construyó una atmósfera oscura y opresiva, sostenida en la gravitación de metales y maderas. Supo manejar los contrastes dinámicos y, sobre todo, mantener un equilibrio respetuoso con las voces, acompañando sin sofocar y marcando el pulso teatral de la acción. Solo en el tercer acto se advirtieron pequeños desajustes entre las entradas corales y la orquesta, detalles menores que no alteraron la fuerza global de la interpretación.

El «coro de brujas» de Macbeth incluyó acróbatas de tela suspendida en el aire. Fotos de prensa gentileza Liliana Morsia

En los coros se desplegó uno de los aspectos más logrado, tanto en lo musical como en lo escénico. El coro de brujas se presentó con una sonoridad oscura, homogénea, de ataques secos casi staccato, reforzada por movimientos corporales al ras del suelo, casi inhumanos. La escena se amplificó con las acróbatas de tela suspendidas en el aire, que asumieron el rol de “brujas del aire”, componiendo figuras espectrales que dialogaban con la textura vocal.

Esa conjunción de gesto plástico y sonido resultó de gran eficacia teatral. El otro gran momento coral, el célebre Patria oppressa! del acto IV, que retrató la voz colectiva del pueblo sufriente con un lirismo pleno de legato. Entre lo grotesco y lo sublime, los coros de Verdi encontraron aquí su doble naturaleza: espectros que atormentan y pueblo que se levanta.

Grandes performances

María Belén Rivarola realizó un gran trabajo en el rol de Lady Macbeth. Su voz se mostró potente y sólida en toda la tesitura, con un registro grave inusualmente firme para una soprano, proyectado con claridad y capaz de llenar la sala. Logró la declamación dramática que Verdi buscaba, actuando con la voz y marcando en cada línea los rasgos esenciales del personaje: la ambición, la seducción, la violencia y el delirio. Fue una Lady Macbeth personalísima, en la que técnica y dramatismo se integraron de forma impecable.

María Belén Rivarola realizó un gran trabajo en el rol de Lady Macbeth. Fotos de prensa gentileza Liliana Morsia

En el rol titular, Juan Salvador Trupia ofreció una interpretación bien trabajada. Su presencia dramática fue convincente, con agudos potentes y buena proyección en el registro superior. Sin embargo, en las notas graves su voz tendió a perder volumen frente a la masa orquestal, y hacia el final de la función se percibió un desgaste vocal que restó firmeza a su emisión. Aun con estas dificultades, su Macbeth resultó efectivo y supo transmitir el conflicto interno del personaje.

Mario De Salvo encarnó un Banquo que supo desplegar la nobleza del personaje como contrapunto de Macbeth, subrayando la virtud, la lealtad, la rectitud y el amor hacia su hijo. Esa condición de “espejo” de Macbeth estuvo muy bien lograda y alcanzó un punto alto en su aria Come dal ciel precipita (acto II), abordada con firmeza y una línea vocal bien proyectada.

El resto del elenco cumplió con suficiencia sus papeles, mostrando voces jóvenes con gran materia para evolucionar. Cabe mencionar especialmente a Santiago Delpiano como Malcolm (tenor lírico), de voz fresca y bien proyectada, y a Agustín Albornoz como Médico/Sicario (bajo), con un timbre resonante y graves sólidos.

«Macbeth» se presenta en el Teatro Avenida para Juventus Lyrica. Fotos de prensa gentileza Liliana Morsia

Fue, en conjunto, una apuesta sólida e interesante, construida sobre contrastes bien delineados y sostenida por una fuerte coherencia entre lo escénico y lo musical. Los rasgos dramáticos se vieron claramente marcados no solo desde la dirección actoral, sino también desde la orquesta y el coro, que acompañaron y subrayaron con precisión cada quiebre de la trama.

No está mal verse reflejado en Macbeth, sobre todo hoy, en tiempos en que la deshumanización del hombre y la humanización de la máquina nos obligan a preguntarnos dónde está nuestra esencia como especie. Macbeth nos muestra que esta esencia no siempre se manifiesta en lo luminoso ni en lo instagrameable: también está en la vergüenza y en el arrepentimiento, estados que la política contemporánea —con sus egos y polaridades que bordean lo patológico— parece haber desterrado. Sin embargo son caminos profundamente humanos, más frecuentes de lo que solemos admitir, y pueden ser vías de una construcción virtuosa que nos inspire una empatía renovada hacia Macbeth.

Ficha

Macbeth

Juventus Lyrica, Teatro Avenida, viernes 12 de septiembre, 20 horas (con repeticiones el sábado 20 de septiembre, 20 horas, y el domingo 14 de septiembre, 17.30 horas).

Director de orquesta: André Dos Santos.

Directora de escena: Ana D’Anna.

Director de coro: Pablo Manzanelli.

Escenografía e iluminación: Gonzalo Córdova.

Vestuario: María Jaunarena.

Elenco: Macbeth: Juan Salvador Trupia. Lady Macbeth: María Belén Rivarola. Banquo: Mario De Salvo. Macduff: Ramiro Pérez. Malcolm: Santiago Delpiano. Dama de compañía: Elisa Gartner. Médico/Sicario: Agustín Albornoz. Rey Duncan: Giorgio Zamboni. Fleance: Manuel Brenner. Heraldo del rey Duncan: Nicolás Tumini.

Muy buena

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