Luis Caputo prometió “vender hasta el último dólar en el techo de la banda”. La city especula con posibles futuros regímenes, la vuelta de la brecha activa los rulos y el Central desempolva capas del cepo.
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Luis Caputo dijo que venderá «hasta el último dólar» del BCRA en el techo de la banda.
ambito.com
La velocidad de los acontecimientos aumenta. El “plan aguantar” que pensó el Gobierno para el actual esquema cambiario hasta las elecciones entró en crisis. La línea roja que representaba el inicio de la intervención directa del Banco Central en el mercado oficial se cruzó cinco semanas y media antes de las legislativas nacionales. En solo dos ruedas, la autoridad monetaria vendió u$s432 millones y la dinámica que tomó la presión sobre el dólar amenaza con dar paso a una sangría acelerada de las reservas.
En las oficinas de la city consideran que el régimen de bandas es “game over”, al menos con el formato actual. Los bancos de Wall Street, las entidades locales y los operadores analizan y especulan sobre cuál será el esquema cambiario que sobrevendrá. Por caso, la consultora 1816, una de las más escuchadas en el mercado, evaluó tres escenarios: una flotación libre sin bandas, una devaluación para pasar luego a un tipo de cambio fijo o la vuelta del cepo cambiario (que este jueves tuvo el regreso de uno de sus capítulos). En cualquier caso, todos ven un dólar más alto.
Esa expectativa es la que abre la puerta a una demanda creciente. El estímulo, para quienes esperan que vuele el régimen de bandas, es “anticiparse e ir a buscar el precio subsidiado” por la intervención oficial, reflexionó un experimentado economista del sector financiero. Sobre todo, cuanto más cercana se perciba la fecha de vencimiento del esquema vigente.
A eso se suma el regreso de la brecha cambiaria. A pesar de ser aún acotada, puede activar rápidamente los clásicos arbitrajes para beneficiarse con los diferenciales entre cotizaciones. Este jueves, el dólar contado con liquidación (CCL) cerró a $1.564,10, casi $90 por encima del tipo de cambio mayorista y casi $55 arriba del promedio minorista al que accede el público en general. Es decir, sendos spreads del 6% y el 3,7%. Sin cepo para la mayoría de las personas humanas y con brecha, “la demanda es infinita, es un rulo vip infinito”, le dijo a Ámbito una fuente desde su despacho en la sede central de un banco en la city porteña.
Del otro lado de las pantallas, la oferta está garantizada. “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, sentenció el ministro de Economía, Luis Caputo, anoche en el straeming Las Tres Anclas, que comparte con sus funcionarios más cercanos. ¿Un mensaje tranquilizador en plena corrida? No parece. Caputo se limitó a prometerles a los bonistas, que liquidaban sus tenencias de títulos argentinos y llevaban el riesgo país a los 1.454 puntos básicos, que apunta a anunciar antes o después de las legislativas algún tipo de blindaje para los próximos vencimientos de deuda externa de enero y julio.
Por lo pronto, la contracara de esa oferta garantizada a precio subsidiado son las reservas alquiladas al Fondo Monetario Internacional (FMI), es decir, las surgidas de los u$s14.000 millones que ya envió el organismo del nuevo endeudamiento que tomó Javier Milei en abril. Las reservas netas, medidas con la metodología del Fondo, son negativas. Esas divisas alquiladas son las que ahora comienzan a esfumarse en la defensa de un techo de la banda que la city ya percibe como efímero.
El BCRA decidió interrumpir uno de esos “rulos vip” con el regreso de restricciones cambiarias cruzadas (entre el mercado oficial y el MEP/CCL) para directivos y accionistas de entidades financieras con la reaparición de la brecha cambiaria. Sin embargo, el rulo sigue vigente para el resto de las personas humanas, con sectores de alto patrimonio que sumarán presión adicional a la demanda de dólar oficial para aprovechar el arbitraje.
La medida, dictada a través de la comunicación 8332, también cortó otra maniobra. El “préstamo de CUIT”. Algunas entidades ofrecían a empresas una vía de salida para eludir las restricciones aún vigentes del cepo y cancelar deudas corporativas con el exterior mediante el CCL a un precio muy similar al del oficial, con divisas que compraban personas humanas en el Mercado Único y Libre del Cambios (MULC) y luego les vendían a las compañías en la plaza financiera.
Dólar, BCRA y las pruebas de fuego
El Gobierno enfrentará pruebas de fuego de manera diaria. ¿Logrará que aparezca algo de oferta privada, que calme un poco las aguas al menos durante algunas ruedas después de quemar varios cientos de millones y con la promesa de que venderá todo? O, por el contrario, ¿la corrida sumará nuevo combustible a partir del desarme posiciones en pesos de los inversores?
El riesgo es una sangría acelerada de las reservas alquiladas al FMI que deje a la economía argentina en una situación de aún mayor fragilidad y que recaliente la liquidación de bonos soberanos. Un peligro considerable para una economía sobreendeudada (tanto con el Fondo como con acreedores privados), con un acceso a la refinanciación de los vencimientos cada vez más alejado, que se introduce en un nuevo capítulo recesivo y de destrucción de empleo, y con un Gobierno en plena crisis política que ve alejarse el entusiasmo del establishment.