Tal como se esperaba, el Banco de Japón (BoJ) mantuvo sin cambios sus tasas de referencia, en consonancia con lo proyectado por el consenso de los analistas. Sin embargo, la novedad no estuvo exenta de sorpresas, producto del nivel de disidencia que tuvo la decisión. Además, la autoridad monetaria sí sorprendió a los mercados con un anuncio: comenzará a desprenderse gradualmente de sus activos de riesgo, valorados en u$s508.000 millones.
En los mercados, la novedad fue bien recibida. Los bonos de deuda de Japón experimentaron subas generalizadas, con los títulos a 1 y 3 meses, con incrementos de 1,75% y 1,59%, respectivamente. La mayor variación fue en el bono a cuatro años, con un salto diario de 4,42%.
La votación de 7 contra 2 para mantener su tasa de política en 0,5% marcó la primera vez que hubo dos disidentes en contra de una decisión de mantenerla desde 2023. Los miembros de la junta directiva del BoJ, Hajime Takata y Naoki Tamura propusieron, un aumento de la tasa al 0,75%, en una medida que los mercados interpretaron como un preludio a un aumento en los tipos de interés antes de fin de año.
El economista jefe de Dai-Ichi Life Group, Hideo Kumano, argumentó que la decisión podría ser influida por las presiones que sufre la Reserva Federal (Fed) por el gobierno de Donald Trump: «Es posible que la independencia de la Reserva Federal esté amenazada, razón por la cual el Banco de Japón siempre enfatizó su independencia de los factores políticos».
Y agregó: «Se puede interpretar que los funcionarios Takada y Tamura no querían que el aumento de las tasas de interés de este año se retrasara debido a factores políticos y decidieron votar en contra para aumentar las expectativas sobre el aumento de las tasas de interés de este año».
Actualmente, Japón atraviesa una fuerte crisis política, agravada por la renuncia hace unas semanas del primer ministro, Shigeru Ishiba. La principal candidata a sucederlo es Sanae Takaichi, una opositora abierta a la suba de interés del BoJ y a favor de aumentar el gasto para fomentar el consumo.
La venta de activos de riesgo
El BoJ también anunció que comenzará a vender sus tenencias de fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés), equivalentes a u$s508.000 millones, según su capitalización de mercado.
Sin embargo, la venta sería a un ritmo anual minúsculo, de alrededor u$s2.000 millones. De hecho, al valor actual, se tardaría dos siglos y medio en desprenderse de ese monto.
«No estaremos aquí dentro de 100 años», declaró el gobernador Kazuo Ueda en una conferencia de prensa posterior a la decisión. «Pero nuestra intención es seguir vendiendo durante más de 100 años».
También se decidió vender fideicomisos de inversión inmobiliaria a un ritmo anual de alrededor de u$s34 millones. y adelantó que comenzaría a desprenderse de estos activos una vez completados los preparativos operativos necesarios. Además, se aclaró que podría revisar el ritmo de venta en futuras reuniones de política monetaria.
Yen
Por sus tasas de interés históricamente bajas, el Banco de Japón es una de las principales fuentes de liquidez a nivel internacional.
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La encrucijada deflacionaria en Japón
«Japón es una bomba nuclear en términos de deuda», sintetizó a Ámbito el experto en mercados internacionales de Adcap, Jorge Ángel Harker, que explicó que la deuda emitida por el estado japonés duplica su PBI: «Es la economía más endeuda del planeta».
Narró como el país asiático se encuentra, desde los años 80 y 90, «en una política de gasto y de emisión gigantesca con el fin de impulsar la economía y generar inflación».
Desde hace décadas que los precios en Japón tienen una tendencia deflacionaria, «que es lo más recesivo que hay en la economía, porque lo único que lleva la deflación es que los individuos aplazan el consumo indefinidamente y eso también pasa con los salarios».
Sin embargo, Harker explicó a este medio que «eso parece que ya está llegando a su fin, la inflación ya empezó a subir en Japón y el BOJ comenzó a actuar al respecto». A mediados de 2023, la tasa de interés era negativa en 0,1%, mientras que desde entonces fue incrementándose paulatinamente hasta 0,5% a mediados de 2024. Por su parte, la inflación fue de 2,7% interanual en agosto, la primera vez en 8 meses por debajo del 3%.
El impacto en los mercados a una suba de tasas
La próxima reunión del organismo está pactada para el 29 de octubre y las expectativas para un nuevo aumento de tasas son altas. Tal como ya habían explicado los expertos a Ámbito, «las tasas ultrabajas del BoJ han financiado históricamente posiciones apalancadas en equity global». Por lo tanto, «si el costo de fondeo de esas estrategias sube, sería una mala noticia para las acciones«.
Harker explicó que «cuando suben esas tasas, ese carry trade con el yen se empieza a desbaratar», por lo que «a medida que vayan subiendo las tasas se van a ver problemas», entre las que mencionó una «corrida de fondos de Occidente hacia el yen».
Se trata de una situación que afectaría a los mercados financieros en general, pero en particular a los emergentes, entre los que se encuentra la plaza argentina, ya golpeada por la situación local. «Tiembla en Japón y acá nos llega un tsunami», sintetizó el analista de AdCap.