El modelo de negocio bancario está en plena transformación. Luego de varias fusiones dentro del sistema financiero local en los últimos años y con el avance de la digitalización del dinero, que hace menos necesaria la presencia de las sucursales físicas, en los últimos 18 meses los bancos aceleraron el cierre de sucursales físicas en todo el país.
El último en hacer anuncios de este tipo fue el Banco Nación que, como parte de su trabajo de recuperar eficiencia en su camino volverse una Sociedad Anónima, anunció esta semana el cierre de 60 de sus sucursales. «Se tomó como punto de partida diciembre 2024, donde se registraban 769 puntos de atención. En el marco del Plan Estratégico 2024-2027, se inició un proceso de unificación, con el objetivo de alcanzar la cantidad de puntos de atención del año 2015 que era de 709», explicó la entidad pública en un comunicado., «En ese camino, los costos ahorrados estimados son $ 139.481.510,47 mensuales que, multiplicados por los meses que restan de 2025, se transforman en $ 836.889.063″.
Entre los motivos que expuso el Nación para bajar la persiana de 60 puntos de atención presencial se encuentran la optimización de costos, dada por el ahorro de alquileres de muchas de ellas; la reorganización del trabajo de sus empleados y el dato inevitable de que el 98% de las transacciones de la entidad actualmente se hacen por vía digital.
Vía libre para los bancos
Según datos del Banco Central, en marzo de este año había 4.294 sucursales bancarias «plenas» en el país», es decir oficinas físicas bancaria con todas las funciones operativas habilitadas: desde apertura de cuentas, hasta depósitos en cajas de seguridad, depósitos y extracciones de efectivo y operaciones con cheques. El dato contrasta con las 4.413 que había reportado el organismo en diciembre de 2023, al inicio de la presidencia de Javier Milei.
La caída de la cantidad de sucursales es mayor cuando se mira las que había a fines de 2019, cuando Alberto Fernández llegó a la Casa Rosada. En ese momento eran 4.625 las oficinas bancarias abiertas, sin contar otros puntos de atención. En esos años, el Banco Central les impuso a los bancos la necesidad de solicitar autorización antes de cerrar, abrir o mudar la ubicación de una sucursal. Esta medida se levantó en julio del año pasado, por lo que las entidades no deben pedir permiso antes de realizar cualquiera de estos movimientos.
Búsqueda de menores costos
En los años que pasaron desde la Era Macri hasta la gestión actual, aparecieron nuevos bancos digitales, aunque hubo varias fusiones de entidades privadas. Primero, la del Banco Macro, que compró la cartera de Itaú en y la última fue la del Banco Galicia que se quedó con el negocio del británico HSBC en la Argentina. Estos movimientos se suman a la compra de la pata minorista del Cirtibank en 2017.
En todos estos casos, luego de la fusión aparece un reordenamiento de la presencia física de las entidades, que buscan cerrar sucursales que quedan «solapadas» en una misma zona, o ahorrarse los costos elevados del alquiler de muchos de estos locales. «Hicimos post pandemia una adecuación de sucursales, reagrupando a los clientes de forma más eficiente. Porque tenías sucursales desbordadas y otra vacías», explicaron en una entidad.
La banca busca «alivianar» sus balances para competir con bancos digitales, que no poseen sucursales físicas, como Brubank o Ualá y con el avance de las billeteras digitales, que pueden ofrecer servicios y productos financieros «sin costo».
Avance de la digitalización
El principal catalizador de estos movimientos es la digitalización de la economía, que se aceleró post pandemia. Por un lado, el incremento del dinero digital y el uso creciente de apps bancarias y financieras hace que cada vez sea menos necesario ir a las sucursales en forma presencial. Por otro, esto genera su vez una readecuación del modelo de trabajo para los empleados bancarios.
«Después de la pandemia, nuestros clientes comenzaron a elegir mayoritariamente los canales digitales para operar: hoy, más del 80 % de las operaciones se realizan a través de Online Banking o Mobile Banking, donde está disponible el 98 % de las transacciones que antes requerían ir a una sucursal. Esta transformación nos llevó a repensar nuestro modelo: hoy somos un banco digital con sucursales», explicaron en el Santander.
Impacto de las tasas municipales
Desde hace varios años los bancos advierten que la elevada carga impositiva en algunos municipios desalienta la presencia de sucursales físicas. Muchos de los cierres del Banco Nación se debieron a una pelea directa del ministro Luis Caputo con los intendentes.
A principios del año, el Santander relocalizó una de sus sucursales por este motivo. «En algunos municipios, como La Matanza, la carga impositiva que afronta la actividad bancaria —con tasas que llegan al 7,5 %— representa una diferencia muy significativa frente a otros distritos, donde la misma tasa es hasta quince veces menor. Esto genera un desequilibrio que, en ciertos casos, nos obliga a relocalizar sucursales para poder sostener la operación de forma viable», explicaron en el banco.