Difícilmente alguna de las declaraciones de Marcelo Gallardo en la noche tucumana del sábado se transforme en remera. Aquella consigna-slogan que resumió su primer y glorioso ciclo hoy se advierte lejana, como una camiseta comprada muchos años y kilos atrás que ya no entra y que por ende ya no se usa, porque es incómoda y también por miedo al ridículo que los cánones de belleza internacionales le asignan a la ropa amatambrada. De la arenga a la gente para que “crea porque tiene con qué creer”, el Muñeco pasó al pedido público para autoconvencerse a sí mismo y a sus futbolistas titulares, que en buena parte lo miraban por tevé desde Buenos Aires: “Tenemos que pensar que es posible”.´
De ese “creer” a este “no nos queda otra” pasaron ya varios años y en el medio River fue perdiendo progresivamente esa línea identitaria que lo transformó en un equipo de época para el cual, efectivamente, no había imposibles. Ganarle al Palmeiras en San Pablo tampoco lo es, claro, pero la esperanza en la previa al duelo de este miércoles, puesta en contexto, parece tener mucho más que ver con lo impredecible que es el fútbol, con cómo pueden cambiar los estados de ánimo durante 90 minutos y, sí, como resaltó el propio Muñeco, con una diferencia que “es de un solo gol”.
Es un gol, sí. Un gol que al menos en la previa representa esta vez una distancia a priori mucho más amplia que, sin ir tan lejos, aquellos tres que separaban al Verdao de River antes de la semifinal de vuelta de la CL20: la diferencia futbolística, de recursos, de actualidad, se advierte poco menos que estructural después de un partido de ida que pudo haber definido la serie en apenas 45 minutos.
Gallardo, durante el partido de un River suplente en Tucumán (Rafael Font).
El CARP deberá agarrarse del ST: sin ideas tan claras, empujó a un rival que lentamente fue bajando su bloque hasta pegarse a Weverton, su arquero. Allí, en ese último comportamiento de River y también de Palmeiras, puede encontrarse una luz, una chance en estado de latencia: que a los de verde les empiece a pesar el contexto con su propia gente, que eso agrande a los propios, que…
“No voy a hablar de viejas historias sino de lo que mostró el equipo en ese segundo tiempo. (…) Que lo que se tenga que hacer se haga bajo una historia nueva”, postuló MG sobre el final de la conferencia posterior a un pésimo partido de su equipo alternativo (que dejó en evidencia también la diferencia de recambio que hay con los de Abel Ferreira, que en simultáneo aplastaron a Fortaleza con un 11 suplente). Es tan revelador como sincero que el deté no quiera invocar a las viejas historias. Aun así es su propia vara, la de los años felices, la que proyecta su sombra sobre este River, uno que antes se aferraba a una idea consolidada, a una identidad que lo definía en la victoria y en la derrota, y que ahora se agarra de un segundo tiempo.
Si Gallardo ya no dice, con total convencimiento, que los hinchas tienen que creer en este equipo es porque tal vez él mismo necesita de una muestra de carácter de sus futbolistas para confiar ciegamente en ellos. Algo parecido se percibió hace poco menos de un año: con el CARP teniendo que ir por otra épica después del tropezón en Belo Horizonte ante Mineiro, el banderazo habilitado por el Muñeco horas antes de la revancha contrastó con aquellas concentraciones herméticas en Cardales. El técnico entendió entonces que era la gente la que debía hacer creer a su plantel porque no podría ser al revés. Esta vez el escenario no se ve tan distinto, con la diferencia de que este es un tren que el mismo entrenador puso en marcha y que de momento sigue sin transmitir seguridad para este tipo de duelos decisivos, aun con apellidos de otra jerarquía y con una inversión millonaria encima.
Tal vez, justamente, lo que precisa River para destrabarse es pasar una prueba como ésta. ¿Cómo hace? En eso anda el Muñeco, pensando, imaginando escenarios, simulando equipos en su cabeza, proyectando cómo reducir la influencia de Vitor Roque y José López, cómo imponerse contra un mediocampo de aviones. No es imposible, no. Pero para este River creer cuesta un poco más que antes.
Gallardo, después del 0-2 en Tucumán, sobre el cruce con Palmeiras
Marcelo Gallardo –
Gallardo sobre el partido contra Palmeiras
Video: TNT Sports
Mirá también
Gallardo, previo a Palmeiras: «Hay que ir a ganar, no es imposible»
Mirá también
La lucha por entrar a las copas: ¿Boca pasa a River y queda primero en la anual?
Mirá también